AGAMAC
La introducción de las máquinas en el rural no supuso su destrucción ni el fin del colectivismo agrario, sino que ayudó a liberar a humanos y animales de la esclavitud del trabajo directo de la tierra, reduciendo el hambre y descubriendo nuevas formas de trabajo colectivo. Tras las herramientas manuales, la maquinaria agrícola pasó a ser un elemento decisivo en la cadena de producción de alimentos, proporcionando empleo a numerosas personas en muchos sectores conexos: diseño, fabricación, reparación, mantenimiento, comercialización… Nuevas formas de cooperación en el trabajo que fueron hallando su acomodo en el campo gallego.
La mecanización del trabajo supondría una mejor y más eficaz respuesta a las necesidades de cada tarea, adaptándola a las circunstancias de cada lugar y de cada época, y por tanto muchas veces reflejo auténtico del devenir profundo de un pueblo.
Por tanto, lo mismo que no podemos perder la lengua, si queremos seguir siendo nosotros, no podemos olvidar las muestras de nuestra primera mecanización, y, por lo mismo, mucho tenemos que agradecer a los orgullosos trabajadores del rural, que con su esfuerzo ilusionado ayudan a que no se pierdan las huellas de lo que fuimos, a las que habremos de recurrir muchas veces para mantener el valioso impulso de tan insustituible aproximación a nuestra realidad y a nuestra diferencia.
Son muchas, muchísimas, las huellas de la mecanización en nuestra historia agrícola, ganadera y forestal, sustento de nuestras necesidades básicas que esperan de la aportación cariñosa de trabajos para que no se pierdan sus recuerdos. Y las herramientas y las máquinas de labranza son merecedoras de que conservemos y ensalcemos la memoria del singular papel que desempeñaron a nuestro lado, en nuestra vida, en nuestra historia, en la construcción de nuestro país, haciendo más llevaderos nuestros esfuerzos para sacar adelante la vida propia e la de los nuestros.
Y es en esta tarea en la que junto con todos los que amamos a nuestra tierra deseo felicitar y apoyar en sus propuestas a la Asociación Galega de Amigos da Maquinaria Agrícola Clásica (www.agamac.org), que presentaba hace unas semanas un hermoso libro, y que junto con otras iniciativas igualmente meritorias, como la de Casa do Patrón (www.museocasadopatron.com), la de Casa Tendeiro (www.casatendeiro.com), o la de De Bosende (www.bosende.com), porfían por recordarnos el valor del trabajo en el rural, fuente básica de riqueza, integral y sostenible, que debe continuar contribuyendo a la auténtica calidad de vida de nuestra gente y recibir el reconocimiento que sin duda merecen.
No Comments Yet!
You can be first to comment this post!